Un recuerdo musical: Jean Michelle Jarre y la prehistoria

Al comienzo de esta historia nuestro planeta era una bola gigante llena de volcanes, lava, humo y vapor. Durante cientos de millones de años la tierra aún no tenía su capa protectora y recibía impactos de meteoritos que cambiaban su composición geológica. Era un paisaje completamente hostil y extremadamente tóxico. La superficie del recién nacido planeta literalmente ardía, como su aire, lleno de gases tóxicos. Las múltiples religiones que hoy en día intentan explicarnos el origen y el sentido de la vida podrían tomar esas imágenes para asustarnos con la visión del infierno.

Desconozco si esa fue la verdadera imagen de nuestro planeta en su primera era, el Precámbrico, pero así la imaginaba cuando era niño y escuchaba la narración de mi padre junto a la magnifica música de Jean Michelle Jarre, "Oxygene". Mi padre solía contarme a mi hermanito menor y a mí la historia de la tierra utilizando cada una de las seis partes de "Oxygene" como fondo musical que desde entonces siempre me ha hecho pensar en mi infancia, la infancia de la tierra y su milagrosa historia, de la que formamos parte.


Los primeros minutos me traen imágenes de lava, fuego y humo. Gradualmente la faz de la tierra se va enfriando y finalmente en el minuto 3:28 algo empieza a pasar: Hay cambios, movimiento. Es la creación de la atmósfera y los océanos. El hielo de los asteroides aumenta la superficie de esos mares y así llegamos al minuto 7:27 que para mí ilustra la aparición de los primeros organismos unicelulares: las primeras formas de vida en la tierra. Así empieza la segunda parte de "Oxygene", a partir del minuto 12:03.

Esta música me invita a sumergirme en el océano y conocer a sus primeros habitantes. Atravieso sus aguas viendo primero unos organismos unicelulares y luego otros cada vez más complejos. Hay cada vez más especies de corales marinos, crustáceos, anémonas y finalmente aparecen los peces. En el aire ocurre otro evento importante: la aparición del oxígeno, el gas que miles de millones de años después da título a las composiciones de Jarre.

Hacia el final de la segunda parte empiezo a escuchar los sonidos que me llegan desde la superficie. ¿Qué estará pasando? Esto se explica mejor escuchando la tercera parte. En el minuto 24:50 saco la cabeza del agua y veo la tierra ya con vegetación y los primeros peces que se han aventurado a salir del agua.

Con la tercera parte en la narración de mi padre aparecían los primeros anfibios y reptiles, algunos ya cien por cien terrestres. Los hay de diferentes formas y tamaños, aunque cada vez más grandes. Los árboles y otras plantas alcanzan dimensiones inimaginables hoy en día. El clima es caluroso, abundan los volcanes activos. La importante actividad sísmica acaba por romper el supercontinente de Pangea y dispersa sus piezas.

La cuarta parte (30:05), tal vez la más conocida del album, empieza con el sonido de olas. La música se vuelve más dinámica, con un bajo y una percusión (Los dos electrónicos, por supuesto). Me imagino a los reptiles ya cómodamente dominando la faz de la tierra, e incluso empezando a conquistar el cielo. Los árboles y los herbívoros que se alimentaban con sus hojas son gigantescos, lo cual marcó la evolución de los carnívoros, también cada vez más grandes y potentes.

Veo los grandes reptiles del período jurásico y luego los del cretáceo: el mítico Tyrannosaurus rex, el Triceratops con sus tres cuernos, el enorme Brachiosaurus con su cuello largo. La música es alegre y dinámica, me hace pensar en la fascinación con la que solía leer sobre esa época de los animales y las plantas gigantes. Pero alrededor del minuto 36 se escuchan sonidos cósmicos y la percusión y el teclado se empiezan a esfumar, como la vida de los reyes del planeta hasta ese momento. Empieza la quinta parte.

No sabemos con certeza qué ocurrió, pero probablemente el impacto de un meteorito causó una catástrofe global que afectó sobre todo a los grandes reptiles. Los dinosaurios ya no están, aunque sobreviven algunos de sus primos: las tortugas, los cocodrilos, los lagartos y las serpientes. De todas maneras, el mundo ya no es propiedad de los reptiles. Un desastre de proporciones apocalípticas les arrebató el dominio.

Los primeros mamíferos, que ya habían coincidido con los dinosaurios, están mucho más adaptados a las nuevas condiciones. Los primeros tres minutos de esa pieza musical representan el tímido renacimiento de la vida terrestre. El teclado en el tercer minuto me hace imaginar los primeros grandes mamíferos de la era cenozoica. A partir del minuto cinco esos seres inteligentes y adaptables empiezan a apropiarse del planeta, aunque siguen conviviendo y compitiendo con las aves, los reptiles, los peces y otros organismos. Es un mundo de constantes cambios, con sus alternantes épocas de glaciación y deshielo. Me imagino manadas de mamuts lanudos atravesando un paisaje nevado. Hay rinocerontes peludos, felinos con dientes de sable y finalmente los primeros primates. Así llegamos al sonido de las olas del mar, o tal vez una respiración que dan entrada a la última parte de "Oxygene".

Los mamíferos evolucionan más rápido que otras clases de animales y una especie es particularmente exitosa en ese desarrollo: el homo sapiens. Los humanos prehistóricos pasan cientos de miles de años anclados a su África natal, pero en un momento empiezan a asomar la cabeza para explorar y habitar tierras cada vez más lejanas. Llegan a Asia, Europa, las Américas y hasta las muy remotas islas de Oceanía y Australia. El dinamismo de la última parte de "Oxygene" parece reflejar la asombrosa velocidad de evolución del ser humano. Al mismo tiempo los sonidos de las olas o de la respiración (O tal vez de las dos cosas...) me recuerda el origen de la vida: el mar y el oxígeno.

Cuando escuchaba esas historias en mi infancia todavía no tenía una imagen tan negativa de nuestra especie y del impacto de su hegemonía en la tierra. Escuchar "Oxygene" hoy en día es una experiencia diferente: la escucho feliz y nostálgico, pero también preocupado. Me asombra que la evolución del ser humano, que representa una diminuta parte de la escala temporal geológica, ha tenido un efecto tan negativo en la vida de otros animales. Hace no mucho leí que la humanidad llevó el 60% de las poblaciones animales a la extinción desde el año 1970. El cambio climático parece ya imparable y las próximas décadas pueden ser cada vez más difíciles para la vida en la tierra. Sería triste para mí ser testigo de las extinciones masivas que pueden llegar pronto. No dudo de que la vida sobrevivirá a la hecatombe del egoísmo y estupidez humanas y se adaptará a las nuevas condiciones. Ojalá no evolucione otra vez en la misma dirección.

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