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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Pangong Tso: Una noche a las orillas del lago celestial

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Pangong Tso, a 4350 metros sobre el nivel del mar En mi tercer día en Ladakh ya me cansé de mirar las impresionantes montañas desde lejos y me sumé a una excursión de dos días en un todoterreno. El plan inicial era cruzar la cordillera de Ladakh, al norte de Leh, y pasar la noche en el valle de Nubra para luego seguir hacia el lago glaciar Pangong Tso en la frontera con Tibet, ocupado por China. Salimos del hostal a las siete en un  coche de la marca india Mahindra. Somos tres pasajeras: dos chicas indonesias de mi hostal y yo. El conductor es ladakhi.  Después de desayunar unos ‘momos’ - empanadas tibetanas hechas al vapor, emprendemos la subida hacia Khardung La, a veces considerado el puerto de montaña motorizado más alto del mundo, aunque   esto es muy relativo   (hagan click para leer más). La carretera es de tierra, con algunas partes cubiertas por asfalto. A la medida que vamos subiendo, hay cada vez más agujeros y a veces tenemos que bajar bastante la velocidad. Aunqu

El paraíso inhóspito en las alturas: Ladakh

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Vista de Leh desde el templo de Maitreya "Sería un alivio tener una misión. Pero no aspiro a tanto. Me contentaría con saber qué estoy buscando. Quizás, en el camino, lo consiga" Martín Caparrós , El Interior Ver el Himalaya había sido uno de los sueños de mi infancia, alimentado por las incontables historias relatadas por mi padre, de origen bengalí. Él pasó muchos años en una escuela con internado en los verdes montes de Nainital, en la región de Uttarakhand. Eran los años cincuenta del siglo pasado y su país natal ha sufrido múltiples cambios para mejor y para peor, sin embargo el Himalaya debe ser de esas zonas de la India que ha mantenido su carácter, pese a la presión del turismo y lo que podríamos llamar la dictadura del progreso tecnológico. Una de las regiones más alejadas de esa idea que aún se salvan del turismo masificado es Ladakh, en el extremo norte del país. Las únicas rutas por tierra que conducen a su capital, Leh, son unas peligrosísimas carret