Por qué no me motiva el Mundial de fútbol
Estadio Luzhniki en Moscú, sede de la final (Wikipedia) |
Quizás me retrataba incluso a mí hace cuatro, ocho o doce años, cuando veía todos los partidos desde el primero hasta el último día del Mundial. Seguramente no me ponía tan extremadamente egoista e insoportable como el protagonista del video (aunque lo cierto es que no tenía pareja para que lo tuviera que sufrir), pero les juro que en los mundiales anteriores veía hasta partidos entre Estados Unidos e Irán, y si se hubieran enfrentado el Vaticano con San Marino, ¡también lo habría visto! De pequeño veía los encuentros con mi hermano y mi padre, y eran los días cuando más vínculo y mejor relación teníamos (En inglés esto se llama "male bonding").
Sin embargo, algo ha cambiado y la gran fiesta del fútbol ya no me motiva como antes. Me entero de la represión política en Rusia, con anarquistas y antifascistas detenidos por sus protestas y acciones en contra de la organización del evento propagandístico del gobierno. "Nada nuevo", me dirían muchos de ustedes, y es cierto que son cosas que suceden en Rusia a diario. Entonces, ¿qué me dirán de la matanza masiva de animales callejeros para que no den "mala imagen" durante el Mundial? Les recuerdo que algo parecido ya había ocurrido hace seis años en Polonia y Ucrania con motivo de la Eurocopa. ¿Y qué opinan de la vergonzosa explotación de los trabajadores que construyen los estadios en Catar para la siguiente copa del mundo? ¿Están los grandes eventos deportivos por encima de los derechos humanos y las vidas no humanas?
Carteles contra el Mundial en Argentina en el 1978 (La Izquierda Diario) |
Además no es sólo una cuestión interna de los países organizadores. En los últimos años se demostró lo que todo el mundo sospechaba desde hacía años, si no décadas: que la federación internacional de fútbol, FIFA, es una organización corrupta y compinchada con los poderes económicos y políticos. No es ningún secreto que los votos para la organización de los mundiales en Rusia y Catar fueron comprados a representantes de varias federaciones. Los futboleros no somos capaces de dejar de ver nuestro deporte favorito, pero desafortunadamente nuestro interés indirectamente contribuye a toda la desgracia que provocan sobre todo los eventos internacionales.
Otra cosa que me genera un profundo rechazo en los partidos entre selecciones de países es el nivel de chovinismo que generan. Aún recuerdo un Polonia - Alemania que vi en un bar de Gdańsk, durante el que la gente vestida en sus camisetas polacas primero cantó el himno y luego se pasó el partido gritando insultos racistas a un jugador alemán de origen africano, y lanzando otros improperios a los demás jugadores rivales... He visto situaciones parecidas varias veces y con hinchadas de diferentes países, y me da mucha vergüenza ver lo que puede sacar de nosotros un simple partido de fútbol. En ocasiones el odio y el orgullo llegan a un nivel absurdo, y ninguno de los dos tiene justificación. Esa pasión patriótica, con las banderas e himnos, es algo que nunca he compartido y no compartiré.
Un buen amigo me acaba de dar la razón, pero insiste en que deberíamos intentar alejarnos de todo lo que he explicado aquí, y sólo disfrutar del espectáculo como cuando éramos niños. Sin embargo, me temo que mi consciencia y mis valores ya no me permiten disfrutar del Mundial con aquella inocencia. De pequeño adoraba estos torneos, pero no tenía ni idea de toda la oscuridad que a veces tapaban. Seguramente al final sucumbiré a la tentación de ver algún partido (Anoche ya vi uno) por la simpatía que siento por algunos jugadores y equipos, por compartir unas cervezas con amigos y amigas, o por el fútbol en sí. De todas maneras, ya no siento el mismo interés que antes. Es más: estoy cada vez más decepcionado con toda la mentira que rodea los grandes eventos deportivos.
"La pelota no se mancha", como muchas veces me recuerdan mis amigos y amigas de Argentina. La verdad es que de momento sigue impoluta, pero ahora la veo rodeada de fango...
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