Cachemira (1): Una breve explicación del conflicto

Cachemira es una región muy especial por diferentes motivos. Primero por su belleza natural: es un valle verde y fértil en el Himalaya, rodeado de alta montaña y bosques de coníferas. Los lagos y ríos que atraviesan su paisaje contribuyen a esa impresión de belleza única, gracias a la cual a Cachemira se le conoce como la Suiza de la India. Era el paraíso terrenal y el lugar soñado para muchos reyes de la India, sobre todo los emperadores mogoles Jehangir y Akbar que construyeron allá múltiples jardines, palacios y mezquitas. Cachemira sigue siendo el sueño de sus sucesores que mandan en el subcontinente indio desde los estados de Pakistán e India que han dividido la región en dos justo después de la Partición en 1947. El valle se encuentra bajo el dominio indio, mientras que las zonas más montañosas al norte (Gilgit-Baltistan) y oeste (Azad Kashmir o POK) están dentro de Pakistán.

Hoy en día el valle de Cachemira sigue siendo la manzana de la discordia entre ambas potencias nucleares y para entender el motivo habría que remontarse de nuevo a la Partición. Cachemira tenía una mayoría musulmana por lo cual se daba por hecho que formaría parte de Pakistán, sin embargo su rey (maharajá) hindú Hari Singh tardaba demasiado en decantarse por una de las tres opciones (Pakistán, India o independencia) y la población no se fiaba de su decisión. Cuando Pakistán envió unas guerrillas al valle para asustarlo y obligarlo a firmar el documento que formalizaría la unión de Cachemira con dicho país el maharajá pidió ayuda a los indios que le exigieron la incorporación de Cachemira a la India. Hari Singh no tenía otra opción que aceptar. Esto desencadenó la primera guerra indo-pakistaní de 1947 que fijaría las fronteras hasta hoy en día. Más adelante ambos países se enfrentaron por la región en 1965 y 1999. Los dos lados insisten que la parte de la región que posee el otro está ocupada ilegalmente, mientras la suya es una región “administrada” por la India o “libre” en el caso de la parte pakistaní.

Sin embargo el gran olvidado en este conflicto es la población local que nunca ha sido consultada, a pesar de que la resolución de las Naciones Unidas tras la guerra de 1947 obligaba a la India a llevar a cabo un referéndum que nunca se hizo. Tras unas décadas de relativa paz los años noventa del siglo pasado vieron episodios de extrema violencia que resultó en la emigración masiva de los hindúes del valle (los pandits de Cachemira). Dos décadas después la violencia estalló de nuevo y no cesó hasta hoy en día. Desde entonces ha habido protestas pacíficas y violentas y varios atentados contra el personal militar indio como el de Pulwama en el que murieron cuarenta soldados. Finalmente llegaron las protestas por la cancelación de los artículos 370 y 35A de la constitución india que invalidan el estatus especial del estado de Jammu y Cachemira. Expliqué este conflicto en detalle en otra entrada de este blog.

Hoy en día Cachemira es tal vez la zona más militarizada del mundo. Cientos de miles de soldados indios, pakistaníes y chinos se concentran en las fronteras. La presencia militar en las calles de Srinagar también aumenta la sensación de inseguridad. En algunas zonas de la ciudad había soldados armados con metralletas cada cincuenta metros. Sin duda el conflicto cachemir no tiene fácil resolución. La población del valle no quiere saber nada de la India y se siente ocupada, mientras que la India y Pakistán no quieren soltar sus territorios y consultar a los cachemires en un plebiscito. Peor aún, como represalias por los ataques que sufren a manos de militantes islamistas y separatistas, el ejército indio ha cometido numerosas atrocidades, con lo que sólo ha conseguido reforzar su imagen de opresor. Mis nueve días en la capital de la región, Srinagar me llenaron de pesimismo.