El clásico de los fracasados

In Messi we trust...
En unas horas empezará el partido que la mayoría de futboleros esperamos con impaciencia: el gran clásico entre el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona. Desde hace más de una década es el enfrentamiento de los mejores equipos del mundo y por lo tanto, suele ser el partido del año, más visto que la final de la Champions League. Sin embargo, esta temporada los dos clubes se enfrentan en un ambiente de decepción y preocupación por el futuro. El anfitrión de esta noche cayó en su estadio hace unos días contra el Manchester City, mientras que el Barça está inmerso en una crisis institucional y futbolística que arroja serias dudas sobre el futuro inmediato.

De todas maneras, el club catalán está probablemente en peor situación de los dos. En el Santiago Bernabeu aún no han sacado los pañuelos blancos y poca gente se plantea pedir la dimisión de Florentino Pérez o su ídolo, Zinedine Zidane. El proyecto futbolístico de los 'merengues' tampoco ha sufrido grandes cambios y es razonable pensar que la actual crisis de resultados es temporal. Con dos o tres refuerzos la plantilla que dirige Zidane podría ganarlo todo la temporada que viene. Si fuera madridista quizás estaría decepcionado pero no preocupado por el futuro.

Pero yo soy culé y no puedo evitar preocuparme. Llevo muchos años viendo como primero Sandro Rosell y después su sucesor Josep Maria Bartomeu sistemáticamente desmantelan el legado de Pep Guardiola en el Barça. Sin duda no debe ser una tarea fácil reestructurar la plantilla cuando se retiran o se marchan mitos como Carles Puyol, Xavi o Iniesta, pero tengo muy claro que en el club no se ha mostrado suficiente ambición. Teniendo al mejor jugador de la historia, sólo hacía falta nutrir su entorno de jugadores que llevan el juego ofensivo y de toque en la sangre, pero en vez de hacerlo, los Bartomeu y compañía se han agarrado al descomunal talento de Messi para mantener sus cargos.

Mientras es cierto que durante su mandato también se han conseguido fichajes extraordinarios (Ter Stegen y Luís Suárez son dos ejemplos), la dirección deportiva se durmió a la hora de asegurarse un relevo generacional tras la marcha de los ya míticos Xavi e Iniesta. Rakitic, a pesar de un buen rendimiento durante varias temporadas, sólo ha podido ser un complemento para sus compañeros de la segunda línea. Se ha intentado con Arthur y de Jong, y yo personalmente sigo creyendo en ambos jugadores, pero el resultado aún deja mucho que desear.

Fichar a Junior Firpo mientras el club había dejado salir a Grimaldo (mejor lateral de la liga portuguesa según algunos periodistas deportivos) y Cucurella fue una decisión incomprensible. Dejar escapar a Thiago fue decepcionante y la marcha de Neymar, tal vez inevitable, dejó muy tocada la plantilla del Barça. La decisión de llenar el hueco con Démbelé puede acabar siendo catastrófica y el fichaje de Coutinho quizás también. Mientras el fracaso del brasileño fue una sorpresa para muchos, el club pecó de ingenuidad fichando al jóven y excentrico francés con un historial conocido de faltas de disciplina. El colmo de la irresponsabilidad fue la cesión de Carles Pérez a la Roma en enero y el posterior fichaje de emergencia de Braithwaite.

El Barça está dirigido por unos incompetentes que además recurren al juego sucio para mantenerse al cargo del club. De la gloriosa época de Guardiola queda muy poco y si esta temporada acaba con otro fracaso sonado en la Champions, corremos el riesgo de perder a Messi, lo cual dejaría el proyecto futbolístico del club en ruinas. Porque actualmente Messi es la única esperanza de este Barça y me temo que hoy sólo otro milagro del argentino puede salvar el resultado. Pero, ¿cuánto más tiempo puede aguantar el '10' esta crisis? No es ningún secreto que Leo quiere otra Champions con el Barça y todo apunta a que este año tampoco la ganará.

El clásico de esta noche es un clásico de los fracasados: dos equipos con dudas, con la confianza tocada y la moral debilitada. Ni el Barça, ni el Madrid son los mejores equipos de la actualidad, ya que esta temporada existen al menos dos equipos que les superan en Europa. De todas maneras, el verdadero fracaso será perder este clásico y creo que la derrota afectaría mucho más al club blaugrana que al Real Madrid que mantendrá firme su confianza en Zidane y sus jugadores. En el Barça la derrota daría un fuerte impulso a los ya encendidos ánimos de la hinchada. Por otro lado, una victoria en el feudo del máximo rival puede darle mucha confianza al equipo de Quique Setién.

La situación no es para tirar cohetes en ninguno de los dos clubes y hoy soy un poco pesimista, pero también es cierto que en los clásicos puede pasar de todo. Esta noche, como todos los culés, estaré esperando otro partido mágico de Messi y un gran rendimiento de sus compañeros. Que empiece a rodar la pelota!

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